Página 2 cena Fetiche Historias de sexo

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Dentro de la Dominación Femenina este es uno de los objetivos al que la Dominante tiene que prestarle una mayor dedicación, siendo totalmente rígida, muy estricta y sin permitirle beneficios, excusas ó contemplaciones de ninguna clase para la parte Sumisa. Definamos de primera los términos. Sissificación: palabra que expresa la transformación de un sumiso en una sirvienta domestica. Es posible que pese a que tu sumiso te sierva fielmente conserve muchos y no deseados vestigios machistas tanto en sus posturas corporales como en su mente. Feminizarlo podría entenderse socialmente como una forma de degradar al hombre para convertirlo en mujer, y aunque lo cierto es que no es ninguna degradación, porque la relación de Dominación Femenina y sumisión masculina es totalmente libre sin coacciones y totalmente hablado y consensuado por ambas partes con anterioridad a su inicio, también hay que tener presente que para la actual sociedad y su mentalidad machista y para gran parte de las diversas instituciones tanto civiles como religiosas de cualquier país del mundo las cuales se han encargado durante muchísimos años con la educación en inculcar a fuego en la mente del ser humano que se considere al género femenino como el sexo débil el cual ha de ser totalmente dependiente del género masculino, permitiendo las diferencias que aun en el siglo XXI siguen existiendo entre hombres y mujeres en todos los niveles tanto profesionales como salariales o en cualquier otro aspecto de la vida cotidiana. A los sumisos siempre hay que feminizarlos en todos sus sentidos. Feminización: El objetivo principal de la feminización es la de imponer la total é indiscuble autoridad femenina sobre el hombre que es la parte sumisa de la relación.

Su objetivo fue lograr satisfacción sexual e inspirarla a Nora, y por momentos se adhieren voluntariamente a algunas particularidades de conducta que pueden ser técnicamente consideradas perversas. Su lejano antecedente despunta en las regiones de Provenza, en las instituciones del amor cortés cuyo código describió Baltazar Castiglione en El Cortesano. Dante, podría decirse, no pasa del latín al americano, en cierto modo lo inventa para «hacerse entender por su amada»; en su obra mayor, excede el código cortés en tanto Beatriz es una cifra, 9, y debe «morir» para que él se abra a otra visión; ella y su lengua son objeto de una misma pasión en la Comedia. Algo en esto tiene que ver la teología.

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